UNA BODA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA


La boda en el Pazo de San Lorenzo de María y Gus fue pura emoción, diversión y una celebración del amor y de la vida en un entorno de ensueño dentro de una de las ciudades más bonitas de España: Santiago de Compostela. Pero para ser completamente sincera, tal vez pase a la historia en mi memoria, por ser la boda en la que choqué mi coche (un poquito) con la furgo de mi propio compañero (ambos en marcha). 

Aparte de la anécdota que acabo de confesar y que a nadie le interesa (tampoco nadie se enteró), quiero contaros todos los detalles de esta boda tan preciosa.

María me esperaba con un kimono de Victoria’s Secret, y con la característica dulzura que ya había conocido tras haber intercambiado ilusiones y conversaciones a través de whatsapp en los meses previos al gran día. Me abrió la puerta en uno de los lugares más alucinantes en los que he estado: El Parador dos Reis Católicos de Santiago, situado en plena Plaza del Obradoiro, al lado de la catedral, donde dio lugar a sus preparativos.

Del peinado y el maquillaje se encargó el equipo de Bernardo Nogueira que hicieron un maravilloso trabajo resaltando la naturalidad de María. Con un vestido de Pronovias, unos zapatos Nine West y un tocado y ramo de flores natural de Dorian, completó un precioso look de novia romántica. Fue ella la que atesoró las alianzas de la Joyería Suárez, para después intercambiarlas en el altar.


Gus, el novio, nos recibió con muchos nervios e ilusión, y le ayudaron a vestirse su madre, su padre, y su tío, quien después oficiaría la ceremonia religiosa. Llevó traje y zapatos de Hugo Boss, un reloj de Jaguar. Llevó también consigo un reloj de bolsillo heredado y lleno de valor sentimental de Mondaine, a modo de amuleto.

La ceremonia se celebró, musicalizada por el coro de Carballo, en la propia capilla del Pazo de San Lorenzo, donde todas las personas disfrutaron del resto de la fiesta en una localización indescriptible, con una organización y catering del propio Pazo que nos dejó boquiabiertas.

Gracias a María y Gus por confiar en nosotras, por animarse a hacer locuras para el vídeo, que quedó increíble, por disfrutar tanto, llorar tanto, reír tanto, por esa intensidad que nos hace creer en lo que hacemos.

Gracias por habernos dado la oportunidad de descubrir lo que es una boda en Galicia. Ojalá pronto podamos volver a visitar sus tierras y a sus gentes maravillosas.