La boda en el Convento Grumer de Almazán de Julia y Pedro siempre quedará en mi corazón como una de las bodas más especiales que he vivido. No sólo por las maravillosas personas que son, el cariño con el que me trataron siempre, la relación de amistad que seguimos teniendo, sino porque además, después de esa boda, sin dormir, yo tomaba un autobús a Madrid para volar a Croacia. Como viajera del alma os confieso que todo lo que precede a un viaje es hermoso. Igual que esta celebración súper emotiva entre Julia y Pedro.


UNA BODA CIVIL EN ALMAZÁN, SORIA.


Hay veces en las que los planetas se alinean. Y dos personas muy bonitas se conocen, y se quieren, y se emocionan, y te lo traspasan todo, todo, y ese todo también entra en la cámara y sale en las fotos: el amor, la complicidad, la humildad, lo blandito que es el tiempo prolongado en un abrazo de verdad.


Julia me recibió en la suite del Convento Grumer, radiante como es ella, con un kimono de Kimonos de novia mientras el equipo de Estudio Cero se encargaba su maquillaje y su peinado, que completó con una tiara de la firma Vi & Bi. Completó su look de novia romántica con un vestido precioso (no podría ser de otra forma viniendo de sus manos) de Martha Peters, unos zapatos de Uniq Shoes, todo un clásico de nuestras novias,

y un ramo espectacular realizado por Gloria Cid (tampoco falla nunca).

Mientras tanto, Pedro se preparaba en el Hotel Villa de Almazán con un poquito más de nervios, con esa guapura propia de un hombre que cuando te abraza te cuenta lo honesto, humilde y transparente que es.

Creo que no es ningún secreto que me enamoré de esta pareja, ¿no? A continuación os muestro un resumen de su fiesta, para que así comprendáis mejor de lo que hablo: